Dr. Manuel Velasco-Suárez (1914–2001):
Humanismo, ciencia, ética y servicio público
Un humanista universal
El Dr. Manuel Velasco-Suárez ocupa un lugar singular en la historia contemporánea de México como médico, científico, humanista, servidor público y pensador ético. Su vida y obra constituyen una síntesis excepcional entre ciencia médica de vanguardia, compromiso social, responsabilidad política y una profunda convicción humanista. En una época marcada por guerras mundiales, la carrera armamentista nuclear y profundas desigualdades sociales, Velasco-Suárez asumió como misión central reducir el sufrimiento humano y promover el bienestar, la paz y la dignidad de la persona. El eje rector de su pensamiento fue claro: el valor supremo es el ser humano, por encima del poder, el dinero o la ideología. Desde esta convicción desarrolló una trayectoria que trascendió fronteras disciplinarias y geográficas, posicionándolo como uno de los médicos mexicanos con mayor reconocimiento internacional y como pionero de la neurología, la neurocirugía y la bioética en México.
28 de diciembre 1914-2025
Sustento Familiar
El Dr. Manuel Velasco-Suárez señalaba que sus logros son en buena medida gracias al respaldo amoroso de su esposa Elvira, inteligente, firme en sus convicciones morales en la formación de sus 11 hijos, todos profesionistas y también el haber tenido la dicha de convivir con sus 33 nietos.
Formación y vocación médica
Nacido el 28 de diciembre de 1914 en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, Manuel Velasco-Suárez se formó como médico cirujano en la Universidad Nacional Autónoma de México, para posteriormente especializarse en neurocirugía en instituciones de excelencia como el Massachusetts General Hospital de la Universidad de Harvard y el Municipal Hospital de la Universidad George Washington. Desde los inicios de su carrera, mostró una concepción integral de la medicina: el paciente no era un caso clínico, sino una persona concreta, con dignidad, historia y contexto social. Esta visión lo llevó a subrayar siempre la relación médico-paciente, el valor del diagnóstico clínico cuidadoso y la responsabilidad ética del ejercicio médico.
Su trabajo pionero culminó en la fundación del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía en 1964, institución que hoy lleva su nombre y que se convirtió en el principal centro formador de especialistas en neurociencias en México y América Latina. Desde ahí impulsó simultáneamente la atención médica de excelencia, la investigación científica y la formación de generaciones enteras de médicos.
Reforma de la salud mental y medicina social
Uno de los aportes más profundos del Dr. Velasco-Suárez fue su reforma humanista de la atención a la salud mental y rehabilitación. En una época en la que predominaban modelos de atención psiquiátrica deshumanizantes como los manicomios, por lo que promovió su cierre, la introducción de la neuropsiquiatría moderna y la creación de hospitales regionales especializados para la atención de enfermedades del sistema nervioso, buscando siempre proteger, ante todo, la dignidad humana del enfermo. Su visión de la medicina trascendía el consultorio. Consideraba que la salud era un fenómeno social y que el médico tenía una obligación moral con la comunidad. De ahí su convicción de que la política debía entenderse como una forma de "medicina en grande", orientada a prevenir conflictos, violencia y sufrimiento colectivo.
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Humanismo, paz y responsabilidad global
Marcado por la experiencia histórica de las guerras mundiales y la Guerra Fría, el Dr. Velasco-Suárez asumió un compromiso activo contra la amenaza nuclear y las armas de exterminio masivo. Fue fundador y líder del movimiento de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear en México y en el ámbito hispanoamericano, y uno de los pilares de la International Physicians for the Prevention of Nuclear War (IPPNW). Desde esta plataforma, alertó al mundo sobre las consecuencias médicas, humanitarias y éticas de una guerra nuclear, afirmando que ningún sistema de salud podría responder a una catástrofe de tal magnitud. Esta labor fue reconocida internacionalmente cuando la IPPNW recibió el Premio Nobel de la Paz en 1985.
Su mensaje fue contundente: no puede haber paz sin justicia, ni progreso sin dignidad humana. La medicina, sostenía, debía ser una forma de militancia ética al servicio de la humanidad.
Bioética: un legado institucional duradero
En la etapa final de su vida, el Dr. Velasco-Suárez concentró buena parte de su esfuerzo intelectual en la bioética, entendida como una respuesta responsable al avance acelerado de la ciencia y la tecnología. Consideraba indispensable orientar estos avances desde principios éticos claros, centrados en los derechos del paciente, la dignidad humana y la responsabilidad social. En este contexto fundó en 1992 la Comisión Nacional de Bioética, sentando las bases de una cultura bioética laica, plural e incluyente en México. Por esta razón es reconocido de manera unánime como el Padre de la Bioética en México. Su influencia se mantiene viva en las políticas públicas de salud, en la formación médica y en el debate ético contemporáneo.
Servicio público y congruencia moral
El Dr. Velasco-Suárez fue Gobernador Constitucional de Chiapas (1970-1976), periodo en el que impulsó políticas de inclusión, infraestructura social y atención a comunidades indígenas profundamente marginadas, para lo cual organizó el Primer Congreso Nacional Indigenista, que se convierte en un foro que pone de relieve las necesidades y anhelos de las comunidades indígenas. Su ejercicio del poder se distinguió por la congruencia ética, la lealtad institucional y la ausencia de oportunismo político, incluso cuando ello implicó costos personales. Su convicción de la necesidad de aprovechar los cerebros talentosos de los jóvenes chiapanecos con la educación y formación que solo el nivel universitario otorga, por ello logra la fundación de la Universidad Autónoma de Chiapas en 1974.
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Testimonios de colegas, discípulos y familiares coinciden en destacar su autoridad moral, entendida no como imposición, sino como coherencia entre pensamiento, palabra y acción. Para él, el verdadero valor de una persona no residía en lo que sabía o poseía, sino en lo que servía a los demás.
Reconocimientos y legado
A lo largo de su vida recibió numerosas distinciones nacionales e internacionales, entre ellas medallas de oro al humanismo y a la paz, doctorados honoris causa y reconocimientos académicos de instituciones de prestigio mundial. En México, su legado ha sido honrado con la inscripción de su nombre en muros de honor legislativos, hospitales y facultades de medicina.
En 2024, el Senado de la República le otorgó, de manera post mortem, la Medalla de Honor "Belisario Domínguez", correspondiente a 2021, reconociendo oficialmente una vida dedicada al servicio de México y de la humanidad. El paralelismo entre Belisario Domínguez y Manuel Velasco-Suárez -ambos médicos chiapanecos, humanistas y defensores de la dignidad humana- subraya la justeza de este reconocimiento.
A 111 años de su nacimiento, el Dr. Manuel Velasco-Suárez sigue siendo una figura referencial para la medicina, la ética, la política y el humanismo contemporáneos. Su vida demuestra que es posible unir ciencia y conciencia, técnica y compasión, poder y responsabilidad moral. En un mundo marcado por nuevas amenazas globales y dilemas éticos complejos, su pensamiento conserva plena vigencia. Como él mismo afirmaba, "el hombre vale por lo que sirve". Su obra, su ejemplo y su legado continúan sirviendo como brújula ética para México y para la comunidad internacional.
Fundación Dr. Manuel Velasco-Suárez para la Salud y la Educación, A.C.

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