Manuel
Martínez/ Teopisca, Chiapas; 16 de septiembre de 2019.- Con la
celebración religiosa
(misa) del anunció de la fiesta de la Virgen de La Merced, inicio este
12 de septiembre la tradición de "los negros”, hombres disfrazados que
bailan durante los días de la novena a la virgen por las calles de la
ciudad de Teopisca.
Es una de las tradiciones más antiguas de la localidad, celebración que cada año se
fortalece más con las nuevas generaciones.
Como
cada año católicos celebran el día 24 de septiembre a la Virgen María
en la advocación
de La Merced o Mercedes, patrona de la Orden de la Merced y redención
de cautivos, celebración que tiene sus orígenes en Barcelona, España.
"Los negros" son atractivos personajes que recorren, por las noches las dos avenidas
de la Ciudad, en vísperas de la celebración de la Virgen, una tradición centenaria que los teopisquenses viven cada año.
Estos
recorridos comienzan desde el día 12 de septiembre para terminar el día
24,
fecha en que se conmemora a la Virgen. Y según la tradición a los ocho
días vuelven a danzar, lo que se conoce como la “octava”.
Las características de estos grupos son su colorido y la alegría que manifiestan durante
su recorrido, muchos de ellos se hacen acompañar de bandas musicales de la localidad.
Los organizadores dieron a conocer que esta tradición es ancestral, “que sus antepasados
se ponían una bata, color negro y en la cabeza un cono elaborado con cartón, con tres agujeros para los ojos y la boca”.
Se
disfrazaban e integraban grupos para danzar todos los días de la novena
de la
Virgen en las esquinas de las calles, para ello se colocaban luminarias
elaboradas ocote (hachones), ante la falta luz eléctrica.
El
grupo bailaba al compás del tambor y pito (flauta); en la escena no
podía faltar
el “diablo” (el mal), personaje que portaba una cadena en las manos,
que azotaba sobre el piso para que la gente guardara su distancia y de
esta manera los disfrazados pudieran danzar.
Es una bella tradición que está siendo fortalecida actualmente por los jóvenes, quienes
se disfrazan y portan cadenas como lo hacían sus antepasados.
Esta es solo una de las tradiciones que aún conserva
la ciudad de Teopisca, cuyo nombre significa “Dios de la cosecha” (Teo (Dios) pisque (cosecha), en lengua tzeltal.
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