Miden a más de ocho mil adultos
mayores de 20 años de 145 comunidades, a quienes se dio seguimiento
durante tres años. Concluyen que los adultos que viven en localidades
donde existe desorden social ganan más grasa en el abdomen que aquellos
que viven en localidades sin desorden.
El estrés psicosocial generado por entornos sociales, como aquellos donde existe inseguridad, genera respuestas fisiológicas que pueden promover la acumulación de grasa sobre todo en el área abdominal, señaló el especialista Luis Ortiz Hernández.
El estrés psicosocial generado por entornos sociales, como aquellos donde existe inseguridad, genera respuestas fisiológicas que pueden promover la acumulación de grasa sobre todo en el área abdominal, señaló el especialista Luis Ortiz Hernández.
El investigador del Departamento de
Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) midió
a más de ocho mil adultos mayores de 20 años de 145 comunidades, y a
quienes se dio seguimiento durante tres años.
En colaboración con el profesor Ian
Janssen, investigador de la Queen’s University, se concluyó que los
adultos que viven en localidades donde existe desorden social ganan más
grasa en el abdomen que aquellos que viven en localidades sin desorden.
De acuerdo con los autores la existencia
de desorden social implica que las personas no están siguiendo las
normas de convivencia que garantizan el respeto mutuo.
Uno de los efectos que dicho desorden
genera es que las personas comienzan a percibir que los lugares que
habitan no son seguros, lo que puede experimentarse como una forma de
estrés psicosocial, detallaron en un comunicado.
El estrés en las personas genera una
respuesta fisiológica en la que se producen ciertas hormonas como el
cortisol, que pueden promover la acumulación de grasa, que incrementa el
riesgo de desarrollar padecimientos como diabetes o enfermedades
cardiovasculares.
Otro hallazgo de este estudio es que en
las localidades urbanas, la existencia de desorden social también
provoca que las personas ganen peso e incrementen el tiempo que destinan
a ver televisión, ya que tienden a pasar más tiempo dentro de sus
casas.
Lo anterior quiere decir que no sólo las
conductas de las personas pueden resultar en ganancia de grasa; el
entorno donde viven “también es relevante”, afirman los investigadores.
Advirtieron que la necesidad de
“superar” la idea de que la obesidad y sus consecuencias dependen
exclusivamente de conductas individuales, sino que son resultado también
del ambiente en que las personas viven. (Con información de Notimex)
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