Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de Las Casas, Chis., 27 de septiembre.— El obispo de la diócesis local, Felipe Arizmendi Esquivel lamentó que un policía estatal haya muerto y siete más resultaran lesionados de bala durante el desalojo de más de mil 500 indígenas que mantenían bloqueada la carretera de cuota San Cristóbal-Tuxtla Gutiérrez.
En entrevista colectiva dijo que su “preocupación mayor es por los días que vienen porque si eso está pasando ahorita prevemos que el primero de octubre será quizá más complicado en varios de los municipios”, por la toma de posesión de los nuevos ayuntamientos.
“Nosotros teníamos programadas para esos días algunas actividades que hemos tenido que suspender, pues en varias lugares nos han avisado que habrá conflictos”, añadió.
“Mi exhortación es que la gente se exprese y se manifieste pero no con violencia, ni con un palo, ni piedras y mucho menos con armas. Eso no es para que Chiapas sea lo que queremos ser, un estado justo y fraterno y eso a todos perjudica, no sólo al turismo”, comentó.
“Me ha dolido, entristecido y preocupado lo que está pasando como consecuencia de la inconformidad con los resultados electorales porque todos quieren tener un lugar en el poder, en los ayuntamientos. Y los pueblos tienen derecho a luchar por lo que consideran justo, a manifestarse y pedir e inclusive a exigir porque no se pueden acallar los justos derechos”, expresó, después de la misa que ofició en la catedral a la 12 horas.
Lo que no se puede aceptar, abundó Arizmendi Esquivel, “es la violencia de ninguna parte, porque no sólo algunos se pueden quejar de la violencia represiva, pues también está la violencia ofensiva y obviamente violencia se contrapone con violencia y eso es muy lamentable”.
Afirmó que “todos tenemos que tomar a veces previsiones. Nosotros los obispos a veces tenemos compromisos y no podemos llegar a los lugares que teníamos que ir. Al este encuentro de jóvenes, por ejemplo, varios que venían de Tapachula y Tuxtla Gutiérrez llegaron en la noche o en la madrugada del día siguiente porque no podían pasar por los bloqueos” que mantenían indígenas de Chamula y de otros municipios en la carretera de cuota.
Remarcó: “Se afecta todo. No sólo es cuestión con el gobierno sino que todo mundo nos vemos afectados por estas formas violentas de manifestarse que no recomendamos de ninguna manera”.
Señaló que él y el obispo coadjutor, Enrique Díaz Díaz “teníamos que ir a Tumbalá (en el norte del estado) y hemos tenido que suprimir nuestra ida; teníamos una reunión del consejo diocesano de economía y también hemos tenido que suspenderla en previsión de que pudieran pasar serios problemas en otras partes” por la inconformidad con los resultados de las elecciones del 19 de julio pasado.
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