Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de Las Casas, Chis., 25 de octubre.—Encabezados por sus obispos, Felipe Arizmendi Esquivel y Enrique Díaz Díaz, los sacerdotes y religiosas de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, se comprometimos “a asumir más en serio la pastoral de la hermana y madre tierra, a promoverla en las catequesis, en los grupos parroquiales, con los jóvenes y los niños, pero también a denunciar cuanto destruya la gran riqueza ecológica que Dios regaló a Chiapas”.
Denunció que “empresas madereras, en connivencia con comisariados ejidales y autoridades de diversos niveles, están destrozando la riqueza de Chiapas, dejando tierras sin árboles, en proceso de desertificación”.
Denunció que “empresas madereras, en connivencia con comisariados ejidales y autoridades de diversos niveles, están destrozando la riqueza de Chiapas, dejando tierras sin árboles, en proceso de desertificación”.
En un documento titulado “Salvemos la riqueza ecológica”, dijo que “los sacerdotes y religiosas de nuestra diócesis dedicamos tres días de la semana pasada a reflexionar esta realidad, iluminados por la Encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común, que es la naturaleza, la creación, la ecología, el medio ambiente y, sobre todo, el cuidado del ser humana”.
Recordó que “ya habíamos realizado un Congreso sobre Pastoral de la Madre Tierra, en enero de 2014, con algunos pre-congresos en las siete zonas pastorales de nuestra diócesis, con compromisos concretos”.
Señaló que en la Encíclica, el Papa Francisco “nos hace ver que esta pastoral no es algo ajeno a la Iglesia, sino que se inserta en la preocupación por la vida digna de nuestros pueblos, que es el proyecto de Dios”.
Abundó: “No es meterse en modas ecológicas, ni en políticas que no nos importen. Se trata de defender la vida y la creación de Dios, que puso a nuestra disposición no para destruirla como dueños absolutos, sino como cuidadores y cultivadores, para el bien de todos. El documento del Papa nos da seguridad al abordar estos temas desde la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia, y nos invita a abordar el asunto desde una visión integral de la ecología, que incluye la vida humana en todas sus etapas, y no se reduce al cuidado de la tierra”.
Aseguró que en la diócesis “nos comprometimos a asumir más en serio esta pastoral de la hermana y madre tierra, a promoverla en las catequesis, en los grupos parroquiales, con los jóvenes y los niños, pero también a denunciar cuanto destruya la gran riqueza ecológica que Dios regaló a Chiapas”.
Por ello exhortó “no sólo a las autoridades, sino a toda la comunidad a dar la importancia que se merece el cuidado de la creación, de las plantas, los animales, los árboles y los ríos.
No sólo a evitar tirar basura por todas partes, sino ahorrar energía eléctrica y usar en forma responsable el agua; evitar agroquímicos que hacen daño y pueden producir cáncer. Y asumir esta responsabilidad ecológica como una dimensión importante de nuestra fe cristiana, que nos hace ver la obra de Dios con ojos de amor y de cuidado. Se juegan la vida humana y el paraíso donde Dios nos puso”.
Arizmendi Esquivel manifestó que el pasado fin de semana “fui a Salto de Agua para acompañar y fortalecer al equipo que está trabajando en las traducciones de la Biblia y de la Misa al idioma ch’ol” y “en el trayecto, vi dos tráilers cargados con tablas rumbo a Palenque; supongo que iban hacia Yucatán o Quintana Roo, o hacia otros estados, donde carecen de estos recursos naturales. Vi un camión cargado con trozos de pino, rumbo a San Cristóbal o hacia otros destinos”.
Vi también, continuó el obispo, “unos ríos con su agua transparente, entre azul y verde, que son fuente de vida y atractivo turístico que a todos beneficia; en cambio, otros llevaban agua sucia, color café, chocolatosa, con toda la buena tierra que, por la tala de árboles, arrastra la lluvia hacia los ríos”.
Expuso que con lo anterior “se pierden no sólo los árboles, sino la misma tierra, que los campesinos dicen defender y necesitar tanto. Se nota que el dinero compra conciencias y no les importa cuidar la hermana y madre tierra”.
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